Programa de Tratamiento de Consumo, PDC Suyai, trabaja para optimizar intervenciones en el inicio del tercer año de pandemia

El programa busca contribuir a la construcción de un proyecto de vida libre de drogas en los niños, niñas y adolescentes

Un período complejo de readaptación es el que vivió el Programa de Tratamiento de Consumo, PDC durante el año 2021, el cual es ejecutado por ONG Coincide en Puerto Montt.

El PDC es parte de la red intersectorial del circuito PSI 24 horas, que la integran el Servicio Nacional de Menores, la Subsecretaría de Prevención del Delito y Carabineros, que busca brindar atención psicosocial a niños, niñas y adolescentes a través de un convenio de cooperación con las Municipalidades.

El programa busca contribuir a la construcción de un proyecto de vida libre de drogas en los niños, niñas y adolescentes, por medio de la problematización de las consecuencias del consumo, favorecer su interrupción, y generar acciones familiares y socio-comunitarias y el trabajo intersectorial.

Debido al complejo contexto derivado del coronavirus, el PDC Suyai, enfrentó el último año una reestructuración que significó cambios en la forma de hacer intervención en los usuarios.

Recientemente, el programa hizo entrega de los regalos de navidad a las y los adolescentes y sus familias, oportunidad en la que se hizo un balance de la gestión del año 2021. Fue la última actividad desarrollada con LNNA y se esperan concretar otras de tipo recreativas durante este verano.

Jaime Reyes, director subrogante del PDC Suyai comentó que ha sido un arduo trabajo “que cruza todos estos elementos telemáticos y a la vez presencial. La incertidumbre de en qué momento vamos a retroceder de fase o avanzar a otra. Eso nos hace repensar en cómo llevamos una intervención que genere sentido de permanencia con nuestros usuarios adolescentes y sus familias”, señaló.

El profesional agregó que se han generado “diferentes posiciones de intervención directa y otra, tras ‘bambalinas’. Es decir, existen personas que están en la intervención directa y otros más desde el análisis: cómo observamos el caso y qué factores se ponen en juego en el consumo de sustancias, los problemas asociados y sopesarlo con esta gran cantidad de profesionales que están en el mismo circuito”, dijo.

Dos focos de acciones han sido relevantes. Uno de ellos, potenciar el trabajo multidisciplinar. “Visualizamos intervenciones breves, focalizadas y dinámicas con profesionales específicos, en favor de disminuir los niveles de estrés de las familias que ingresan a estos programas. Y ser concisos respecto de los alcances que como programa les podemos facilitar y desde ese mismo apoyo, entender que quien realice la intervención, materializa el esfuerzo de todo el equipo en la lectura del caso. Es decir, de tras de cada acercamiento siempre existe un pensar (y repensar) de la situación, una toma de decisión consensuada y por sobre todo, un respaldo entre colegas… compañeros”.

Por otra parte, coordinarse con la red de programas que intervienen este tipo de casos, y así optimizar el trabajo. “Como también encausar cierto tipo de demandas que cruzan este entramado del consumo de sustancias; muchas veces tienen que ver con dinámicas familiares que se ven desde otras aristas del dispositivo como circuito. O si aparecen otros factores de riesgos asociados, como el área educativa, encausar con otros programas. O, por ejemplo, desde el ámbito de salud si hay comorbilidades y coordinar con los dispositivos más directos y focalizados desde el ámbito de salud mental”, reflexionó el profesional.

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