Aula Segura: no más delincuencia en nuestras salas de clases
Este mes fuimos nuevamente testigos de actos de vandalismo graves ocurridos al interior de instituciones educacionales en Santiago. Claro, podemos decir que esos hechos ocurrieron allá y no aquí en nuestra región. Pero, los lamentables disturbios que afectaron al Instituto Barros Arana, y días después al Liceo Darío Salas, nos remite a la urgencia de lograr sacar adelante el proyecto Aula Segura.
Es evidente que esta ley, aprobada recientemente en el Congreso, constituye una respuesta frente al sentir y la convicción de los chilenos, cansados de ver cómo la delincuencia se ha ido ganando un lugar al interior de nuestras escuelas, colocando en jaque el derecho a realizar un quehacer educativo en paz.
No queremos más delincuencia al interior de las comunidades educativas, queremos desterrar la violencia de las salas de clases, y es por eso que cobra tanto valor la aprobación de esta nueva Ley, porque cuando hay voluntad de dialogar, construir y mejorar proyectos con responsabilidad, gana la comunidad, pudiendo otorgar leyes que escuchan sus urgencias y prioridades.
Ahora, esta iniciativa dotará de mayores facultades a los directores de establecimientos educacionales en materia de expulsión y cancelación de matrícula en casos de violencia extrema, y su concreción contó con el aporte y voto transversal. Se ha entendido que, al final del día, los grandes ganadores son los estudiantes, los profesores, los asistentes de la educación, los padres y todos quienes dan vida al quehacer educativo.
Aula Segura es muy claro en su planteamiento: protege a quiénes son víctimas de actos violentistas y de aquellos integrantes de la comunidad escolar que le dan la espalda a su institución educativa, cuidando siempre por el derecho del estudiante a recibir una educación donde es acogido y escuchado por sus profesores y actores de la educación.
Hay un acuerdo general en Chile y Los Ríos de que Aula Segura está del lado de quienes defienden una educación pública sin violencia, y porque Chile Lo hacemos Todos, es deber de todos los actores de la sociedad enfrentarla al interior de las escuelas, sin miramientos ni pequeñeces políticas, pues es precisamente en el aula donde debe prevalecer el valor del diálogo, el respeto a la pluralidad, y el cuidado por las instituciones.