Con gran diálogo territorial finalizó proyecto de rescate de la memoria biocultural del río Cruces
Medio centenar de personas participaron de esta instancia que cerró el proyecto de investigación “Desafío biocultural: las aves como centinelas de la memoria e indicadoras de los cambios socio-ecológicos del Humedal Río Cruces”, financiado por Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile y que fue ejecutado por el Laboratorio de Estudios del Antropoceno de la Universidad de Concepción.
Los cambios producidos en el humedal del río Cruces -ubicado en la comunas de Valdivia y Mariquina, región de Los Ríos- no solamente son visibles desde lo ecológico, sino también desde la perspectiva socioambiental. Indagar en este ámbito, usando a las aves como portadoras de este rescate cultural, fue el objetivo de este proyecto de investigación que concluyó con una gran jornada de diálogo con los habitantes de este mismo territorio.
Cristóbal Pizarro, director del proyecto e investigador del Laboratorio de Estudios del Antropoceno de la Universidad de Concepción, indicó que “se logró documentar la memoria biocultural en torno a las aves y los cambios socioambientales del río Cruces, identificando a las aves centinelas de la memoria, aquellas más nombradas y sobresalientes, entre las que destacan el cisne de cuello negro, la tagua, el siete colores, la perdiz y el chucao, entre otros”.
El investigador además destacó la identificación de sitios de la memoria, “en su rol de refugio tanto para la avifauna como el conocimiento, las creencias y las prácticas con la naturaleza de las personas. Estos sitios incluyen en gran parte a los ríos tributarios del Cruces, que actualmente se encuentran fuera de los límites del Santuario”
Otro hallazgo relevante durante la investigación fue la detección de la pérdida de la conectividad social entre las comunidades producto del abandono de la navegación por el río, que era la forma de intercambio no solo económico, sino también de experiencias y conocimientos. Toda esta información fue levantada por el equipo de investigación a través de una metodología denominada “walk-about” a través de la cual se fueron recopilando recuerdos, saberes, costumbres y lugares.
En este sentido Marcela Márquez, directora alterna del proyecto e investigadora del CEHUM, explicó que durante el gran diálogo final se trabajó con las comunidades en torno a un documental que registra cada una de las caminatas y actividades realizadas a través de esta metodología. “Queríamos que vieran este trabajo, pudieran verse y reconocerse. Posterior a ello, se realizó un trabajo guiado y vimos mucha motivación en ellos para recuperar el humedal y generar sinergias entre ellos, que habitan el lugar”, indicó.
Es así, como los participantes del diálogo realizaron proyecciones de escenarios futuros a 10 años, los que se trabajaron por localidad y luego se presentaron al plenario. “Los temas más recurrentes fueron la conectividad fluvial, la restauración del patrimonio natural y cultural, el fortalecimiento de las organizaciones sociales, la integración entre nuevos y antiguos habitantes y el robustecimiento de la institucionalidad ambiental para enfrentar las amenazas del territorio”, apuntó Marcela Márquez. Las conclusiones quedaron plasmadas en un manifiesto que fue firmado por todos los asistentes (ver recuadro).
En la instancia participaron 54 personas, habitantes locales con conocimientos y experiencia en los humedales, ecosistemas naturales y paisajes agrícolas de localidades como San José de la Mariquina, Tralcao, La Punta Pelchuquín, Iñipulli, Cruces, Cayumapu, Cabo Blanco, Punucapa y Valdivia.
“Para nosotros es muy importante recalcar que existe un gran conocimiento local sobre la biodiversidad y las comunidades tienen claras sus principales amenazas. Esto es clave para fortalecer una gobernanza ambiental fuerte, justa y democrática para la conservación del territorio, y es un trabajo que debemos tomar muy en serio. Las personas están muy preocupadas, por lo que urge mejorar el trabajo conjunto entre la toma de decisiones ambiental, la academia y el trabajo de los guardianes y guardianas de la memoria del río Cruces”, puntualizó Cristóbal Pizarro.